Lingüística II
IFDC-SL
Prof. Celeste Vassallo
Trabajo práctico integrador
1) Leer atentamente el siguiente texto y realizar las
actividades a continuación.
PÁGINA/12
JUEVES 18 DE MARZO DE 2010
PSICOLOGÍA: LAS HINCHADAS Y “LA
DECLINACION DE LAS INSIGNIAS”
El
galpón del barrabrava
Por Sergio Zabalza *
Los graves
conflictos entre barrabravas de una misma hinchada –que condujeron, por
ejemplo, al terrible asesinato de Martín Gonzalo Acro, en agosto de
2007– manifiestan lo que puede llamarse “declinación de las insignias”: ya no
se trata de sangrientos enfrentamientos entre hinchadas rivales; ahora son los
hijos de un mismo padre quienes transgreden el pacto de convivencia y mutuo
respeto que ordena la vida del clan y asegura su permanencia. No en
vano, el filósofo italiano Roberto Esposito opone inmunitas a communitas para
señalar que estamos en el tiempo en el cual se vive sin deudas (Inmunitas:
protección y negación de la vida, Katz editores, 2004). Hay una subjetividad en
ciernes inmune a la deuda simbólica que nos constituye en tanto miembros de una
comunidad. Hoy el fútbol es el significante privilegiado que revela toda una
eficaz estructura de fragmentación social.
Porque más
allá de las prebendas los resortes mafiosos y el clientelismo que rodea
al deporte más popular de la Argentina, lo que se agita en este
conflicto es un ansia de satisfacción cuya desmesura se reproduce en sintonía
con el encierro que caracteriza a estas bandas.
Este conflicto
futbolero hace metástasis en otros campos de la ciudad. Recuerdo un artículo
publicado en Página/12 (“El trabajo de zafar”, por Cristian Alarcón, el 5 de
agosto de 2007), donde leí el testimonio de una joven adicta al paco que, en su
proceso de recuperación, hablaba de “la ranchada”, como se denomina al grupo de
pares con que se practica el consumo: “Yo me fui de mi casa y paraba en una
ranchada, era mi lugar de escape, era mi coartada (...) Estábamos todos en la
misma. Fumando. Nadie podía hacer otra cosa, estábamos todos haciendo lo mismo.
En la ranchada no se puede ser uno mismo, ser diferente, tienen que ser todos
iguales. (...) Es el juego que vos estás jugando. Es un juego de muerte y vos
sabés las reglas del juego, sabés que mata”.
Aquellos que
han tenido el privilegio de asistir a las clases de Ignacio Lewkowicz
recordarán la metáfora de “el galpón”, que este historiador gestó para nombrar
situaciones en que la subjetividad supuesta para habitarlas no está forjada. En
su texto “Sobre la destitución en la infancia” (Página/12, 4 de noviembre de
2004), decía: “Un galpón es un recinto a cuya materialidad no le suponemos
dignidad simbólica. La metáfora del galpón nos permite nombrar una aglomeración
de materia humana sin una tarea compartida, sin una significación colectiva,
sin una subjetividad capaz común. Un galpón es lo que queda de la institución
cuando no hay sentido institucional: los ladrillos y un reglamento que está
ahí, pero no se sabe si ordena algo en el interior de esa materialidad. En
definitiva, materia humana con algunas rutinas y el resto a ser inventado por
los agentes. Así como en tiempos del Estado-nación pasábamos de institución en
institución, hoy, en ausencia de marco institucional previo, se permanece en el
galpón hasta que no se configura activamente una situación. Pero eso ya no
depende de las instituciones sino de sus agentes”.
Cuando
sugerimos que el conflicto de los barrabravas revela la declinación de las
insignias, estamos diciendo que las identificaciones que, en Psicología de las
masas y análisis del yo, Freud había discernido para explicar la manera en que
un grupo se cohesiona en torno del amor por el líder, ya no responden a esta
subjetividad emergente. No hay amor ni lucha por una causa en la ranchada,
ni en la barra brava ni en los barrios seguros que promete el
liberalismo a expensas de la miseria que aguarda a nuestra gente joven en “el
galpón”: sólo hay puro empuje a gozar.
Extractado
(modificado) del artículo “Barras bravas, una perversión millonaria”, cuya
versión completa puede leerse en <www.elsigma.com>.
a- Tiempo del
discurso: analizar la actitud de
locución del hablante (mundo comentado/ mundo narrado) teniendo en cuenta la
organización del discurso en relación con los tiempos verbales.
b-
Inscripción del yo-tú en el discurso: analizar las unidades enunciativas de
persona, tiempo y espacio que permitan caracterizar al yo de la enunciación y
al posible tú en este discurso, como así también la situación de enunciación. A partir de las marcas encontradas, justificar
cómo se construye el yo de la enunciación en este discurso (ethos
dicho/mostrado, puesta en escena del ethos discursivo).
c- Analizar
las cargas valorativas del léxico subrayadas teniendo en cuenta la
clasificación propuesta por Kerbrat- Orecchioni y reconstruir el sentido del
texto a partir de la utilización de las categorías trabajadas. ¿Cómo
contribuyen esos elementos lingüísticos al efecto de sentido del artículo? ¿Qué
sucede si cambiamos el título "El galpón del barrabrava" por “El
galpón del hincha”? ¿Cambia el sentido, por qué?
d- ¿A qué
género discursivo pertenece este texto? Analizar la elección teniendo en cuenta
los conceptos de estilo, tema y estructura.
e- ¿Cuál
es la secuencia que predomina y cuáles están incrustada? Justificar la
elección y marcarlas en el texto.
f- ¿Qué
efectos de sentido produce la introducción de las citas en este artículo? Justificar
la respuesta.
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